El asombro es un mecanismo mediante el cual los niños aprenden y desean aprender. Algunos especialistas le llaman “la pedagogía del asombro” porque fomenta la curiosidad natural, esa chispa que impulsa a los más pequeños a explorar, preguntar y descubrir el mundo que los rodea.
En nuestra escuela infantil, trabajamos bajo esta filosofía, inspirándonos en enfoques como Reggio Emilia. Este enfoque pedagógico tiene su origen en un municipio de Italia llamado asi, y su principal precursor, Loris Malaguzzi, desarrolló el concepto de “Los 100 lenguajes del niño”. Según Malaguzzi, los niños tienen innumerables formas de expresar sus ideas, emociones y aprendizajes, desde el arte hasta la comunicación verbal y no verbal. Nuestra labor como educadoras y observadoras, es ofrecerles un entorno rico en posibilidades para que puedan desplegar todas estas formas de expresión y aprendizaje.
Razones para educar a nuestros niños en la pedagogía del asombro:
- Fomenta la curiosidad innata: Los niños pequeños tienen una curiosidad natural que los lleva a explorar el mundo. La pedagogía del asombro nutre esa curiosidad, convirtiendo cada experiencia cotidiana en una oportunidad de aprendizaje.
- Desarrolla la creatividad y el pensamiento crítico: A través de actividades que inspiran el asombro, los niños aprenden a observar, reflexionar y buscar respuestas por sí mismos.
- Fortalece la conexión emocional: El aprendizaje basado en el asombro no solo impacta la mente, sino también el corazón, creando recuerdos significativos que refuerzan su desarrollo emocional.
- Respeto por la individualidad: Este enfoque reconoce que cada niño tiene su propio ritmo y estilo de aprendizaje, celebrando su unicidad y alentando su autonomía.
- Promueve una relación armoniosa con el entorno: Al conectar con la naturaleza y los pequeños milagros del día a día, los niños desarrollan una conciencia más profunda sobre el mundo que los rodea.
En nuestra escuela infantil, combinamos experiencias sensoriales, actividades artísticas y el contacto con la naturaleza, integrando cada elemento con un objetivo claro: preservar y nutrir esa mirada llena de asombro que define los primeros años de vida. Porque creemos que educar desde el asombro es sembrar las bases para un aprendizaje y un desarrollo integral que acompañará a los niños toda su vida.
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